Seis herramientas para impulsar la sostenibilidad en las empresas

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En la Unión Europea (UE) en especial —y en el mundo en general— están cambiando las normas para que la actividad empresarial esté realmente en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Un ejemplo de ello es la taxonomía verde Europa, puesta en marcha este año, que obligará a las empresas a presentar unos indicadores económicos de sus actividades sostenibles para evitar el greenwashing o ‘blanqueo ecológico’.

Ser sostenible. Este es el objetivo que para muchas empresas no solo es una opción, sino una realidad. Más si cabe después de que la Comisión Europea haya establecido la incorporación de esta taxonomía medioambiental al tejido empresarial con el fin de conocer quiénes realmente cumplen con los fines sostenibles y quienes las citaron como papel mojado.

Para las empresas que quieren liderar el cambio, las nuevas regulaciones suponen un gran reto técnico y administrativo. Éstas son las seis posibles soluciones que responden a los siguientes retos:

1. Cálculo de huella de carbono: Además de calcularse para las organizaciones, se puede calcular para productos y servicios específicos, siempre tomando como base los estándares internacionales (GHG Protocol, PAS 2050, etc.). Además de publicar la información del cálculo, el objetivo principal es la obtención de una etiqueta ecológica europea del producto (ecoetiqueta).

2. Compliance con la taxonomía europea: un Reglamento que nace del Plan de acción de finanzas sostenibles y cuyo objetivo es definir, en base a una clasificación homogénea y común, que actividades económicas son consideradas como actividades económicamente sostenibles. Afecta de manera diferente a las empresas que prestan servicios financieros frente a las empresas no financieras.

3. Análisis de materialidad: Análisis o diagnóstico para identificar los temas materiales de sostenibilidad con el objeto de definir la estrategia empresarial de sostenibilidad.

4. Estrategia de sostenibilidad y plan de acción: Las empresas deben ayudar a avanzar en el desarrollo sostenible minimizando los impactos negativos de su actividad y maximizando positivos. Uno de los caminos para definir la estrategia es apoyarse en la Guía SDG Compass para definir los objetivos concretos en los que se va a materializar la estrategia.

5. Memoria de sostenibilidad: Una vez puesta en práctica la estrategia, ha de elaborarse un informe, generalmente anual, donde se expone la información acerca del desempeño económico, social y ambiental de la misma.

6. Estados de información no financiera: Informe de gestión en el que se aporta información sobre cuestiones medioambientales, de personal y derechos humanos, diligencia debida y sostenibilidad.

(Fuente: Capital.es)

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