Una vez firmada con patronal y sindicatos la reforma laboral -a falta de que sea convalidada en el Congreso- y hecha la propuesta para elevar las cotizaciones de los trabajadores con el fin de llenar la hucha de las pensiones, el Gobierno retoma otra de las negociaciones de la que deberá salir otra de las reformas propuestas a Bruselas para recibir la totalidad de los fondos de recuperación: la reforma del sistema de cotización de autónomos. En este marco, el Ministerio de Seguridad Social, comandado por José Luis Escrivá, presentó el pasado jueves una nueva propuesta, con la que el Gobierno pretende que los trabajadores por cuenta propia tributen en función de sus ingresos. No obstante, el plan, que divide en 13 los tramos y fija en torno a un 30% lo que pagarán la mayoría de los autónomos, ha dividido a las asociaciones, que se muestran cautas al respecto. El borrador, no obstante, no es definitivo, ya que el horizonte para llegar a un acuerdo es el 30 de junio de 2022.
¿Cuál es la novedad?
El sistema propuesto por el Ejecutivo consta de hasta 13 tramos: desde los que ganan menos de 600 euros al mes hasta los que hacen lo propio con más de 4.050 euros. Las cotizaciones irían desde los 184 euros (para los primeros, que ven duplicada la actual cuota mínima de 90 euros) a los 1.267 euros (para los segundos), en función de los ingresos de cada uno. Actualmente, la cuota mínima -y fija- es de 294 euros mensuales, un montante que no tiene en cuenta el volumen de dinero que generan los trabajadores por cuenta propia.
En su propuesta, el Gobierno se da nueve años para aplicar al completo la propuesta, evaluando cada tres años la situación. Se haría, además, de forma progresiva. Esto quiere decir que los autónomos comenzarían pagando en 2023 cuotas de entre 281,52 euros -para los que menos ganan y 351,9 -los que más- y la diferencia iría aumentando. Las obligaciones tributarias de los que menos ingresos cotizan irían reduciéndose hasta los anteriormente mencionados 184 euros y los que más ganan llegarían hasta los 1.267 euros como máximo.
De esta forma, cuando se aplicase al completo el sistema, los autónomos pagarían aproximadamente entre un 30% y un 40% de lo que generan. Eso sí, no todos. Los que ganen 4.050 euros pagarían menos porcentaje conforme más ingresos tuvieran, pues ese es el límite marcado por arriba. Eso sí, el Ejecutivo tiene intención de habilitar una tarifa plana de 70 euros durante los primeros dos años que se aplicaría a aquellos con ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
¿Cómo calcularán los autónomos su tributación?
Las cuotas anteriormente expuestas irían en función del rendimiento neto de la actividad del autónomo. Esto quiere decir que la tributación será la que le corresponda al trabajador por cuenta propia en base a los ingresos que declare menos los gastos derivados de la actividad que sean deducibles. Ejemplos de esto último son: los salarios de los trabajadores, seguros, suministros o servicios.
Desde el Ejecutivo hacen hincapié en la «flexibilidad» de su propuesta. Y es que, teniendo en cuenta que los autónomos pueden tener ingresos diferentes en cada mes, estarán autorizados a cambiar su cotización hasta seis veces al año. «La flexibilidad permite que cada trabajador adapte sus cotizaciones en los momentos de mayores y menores beneficios», indican fuentes del diálogo social. A final de año la Agencia Tributaria cuadrará cuentas y podrá devolver dinero o reclamarlo.
¿En qué basa el Gobierno su propuesta?
Desde el Ejecutivo explican que su idea se basa en «el acuerdo de las asociaciones de 2018, la recomendación 5 del Pacto de Toledo y el acuerdo de pensiones del 1 de julio». En este sentido, argumentan que en el sistema actual es «injusto» porque «paga lo mismo un autónomo con rendimientos de 400 euros que otro con 6.000» y que su propuesta corregiría esa «desigualdad». En este punto, señalan que «la reforma que se aborda no solo incide en la cotización, lo hace para mejorar la acción protectora del sistema».