Por la complejidad del actual escenario político, social y económico, se prevén cambios en el panorama español. El PIB tenderá a crecer de manera negativa para el tercer y cuarto trimestre y si se cumplen estas predicciones, la economía española entraría en un período de recesión.
Pero, ante esta situación, ¿cuáles son los desafíos que tendrán que enfrentar las empresas en el futuro próximo? La consulta TIC Setesca ha intentado dibujar el esquema de lo que se espera que sea la situación que está por llegar.
La inflación es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas “Aquellas empresas que sean capaces de de mantener sus precios para no repercutir la inflación en sus clientes, serán las que no solamente resistirán bien la coyuntura, sino que serán aquellas que crecerán” sostiene Jordi Damià, CEO de Setesca; a lo que añade “para poder hacerlo, deben poder reducir costes fijos mediante tecnología que aumente su productividad. Además, deben aumentar sus ventas para poder recuperar el margen por volumen y buscar mecanismos que les permita cumplir los acuerdos salariales con sus trabajadores, teniendo en cuenta que la inflación es coyuntural”.
La parte más complicada en la definición y adaptación de la estrategia es la implantación efectiva de la misma. En la implementación es, de hecho, donde recae el mayor % de fracasos en la estrategia de la empresa. Sin embargo, hay directivos que demuestran una alta efectividad en la implementación de soluciones, “se caracterizan por su pragmatismo y gran conocimiento de la empresa para poder llevar a cabo los cambios y adaptaciones necesaria”.
La aplicación de la tecnología al negocio ha adquirido una importancia primordial ya que, mediante ella, se protege la información de la compañía, se reducen los costes para ser más eficiente y se crean canales de venta. Del mismo modo, tal y como sostiene Damià “desde la tecnología se puede y debe ayudar a mejorar los costes y la eficiencia energética y operativa”. El problema que subyace a esto es la falta de conocimiento en la gestión de la tecnología como herramienta de valor añadido y, aún peor, en las posibilidades de la misma.
Urge la comparación, revisión y mejora de procesos de negocio. “Las empresas se enfrentan a un reto de gestión del cambio aún mayor que la mejora de sus procesos de negocio, y es la concienciación de que, en entornos de alta volatilidad, la mejora que no sea capaces de aplicar ellos, la aplicarán sus competidores”. Esta situación debe obligar a las empresas a disponer de granes dosis de creatividad, innovación y capacidad de implementación de una y otra para conseguir mantenerse competitivas.
“La tecnología como herramienta para transformar un transatlántico en una lancha”. Esta metáfora, la del transatlántico en la lancha, se ha utilizado siempre para ilustrar la necesidad de aumentar la agilidad, maniobrabilidad, economía y flexibilidad de la compañía. Esto es algo clave en el entorno actual y, tal como afirma Damià, en este punto, la tecnología vuelve a ser esencial. Es básica para automatizar todo lo posible, reducir los ciclos y pasos de decisión y adaptar el producto a lo que el cliente quiere exactamente. Se requiere de tecnología de alto nivel y directivos que sepan aprovecharla.
(Fuente: Silicon)