La guerra de Ucrania, la crisis de las cadenas de suministros y la inflación han puesto de manifiesto la importancia de los mercados energéticos que se han visto sometidos a una elevada volatilidad. Ante la inestabilidad de los recursos energéticos, los consumidores han cambiado sus hábitos de consumo. Para paliar los efectos adversos, nueve de cada diez empresas (91%) en España tienen prevista la instalación de paneles fotovoltaicos para favorecer el autoconsumo y apostar por el auge de las energías de fuentes renovables.
Según un informe publicado por KPMG, la mitad de las empresas sufrieron modificaciones importantes en su consumo energético entre 2019 y 2021. Reducciones entre un 10% y 30% en el peor momento de la crisis sanitaria, con fuertes repuntes un año después. En este sentido, el 32% de los encuestados afirman que ya cuentan con instalación fotovoltaica, y un 47% responde que a pesar de haber podido instalar la planta no lo han llevado a término.
De las empresas que ya cuentan con paneles, siete de cada diez empresas (73%) lo han hecho con inversión propia, y solo el 27% ha sido con financiación de terceros. Además, un 64% de los encuestados que tienen posibilidad de instalación de autoconsumo, estarían interesados en un autoconsumo compartido.
Según las previsiones y estimaciones a futuro de los mercados, el precio de las energías más utilizadas en la industria, además de la electricidad, como el gas y los carburantes seguirán siendo elevados durante los próximos años en comparación con el periodo prepandemia.
En este sentido, la Unión Europea ha preparado una reforma del mercado eléctrico que ayude a los consumidores ante la volatilidad a corto plazo de estos recursos. Ante la disyuntiva de los elevados precios y la escasez de los suministros surgen nuevas soluciones que ayudan al mercado y las inversiones realizadas en energías renovables tendrán un efecto favorable en la reducción de los precios de la energía.
En junio de 2023, se produjo un incremento del 6,4% en este tipo de energía frente al periodo del año anterior. Esto supone que el 46% de la energía generada proviene de fuentes renovables, siendo la generación solar fotovoltaica líder (17,9%) según datos de Red Eléctrica.
La radiografía de la situación actual muestra el interés creciente por las renovables, en especial, las plantas fotovoltaicas. Mediante la aplicación de acuerdos a largo plazo se busca de manera prioritaria reducir costes. Según la encuesta realizada por KPMG, para el 27% de las empresas el coste energético supone entre un 5% y un 15% de la facturación, mientras que, para más de la mitad de los encuestados solo supone menos del 5%.
A pesar de que la gestión de los activos energéticos es clave para el margen de las compañías, el 49% de los encuestados carece de equipo o departamento especializado. La buena organización y el ahorro de la energía son indispensables para implementar una gestión eficiente tratando de sacar el máximo partido a la energía contratada.
En este sentido, el 73% de las empresas consultadas lleva a cabo ejercicios para optimizar al máximo la relación entre la potencia contratada y el consumo, en un contexto, en el que el 42% de las compañías admiten que registran desviaciones sobre la previsión de la demanda. Para obtener un máximo rendimiento de la energía contratada, el 41% de los encuestados recibe ayuda de asesorías externas, un 20% se lo encargan a la empresa comercializadora y un 39% de los encuestados lo dejan en manos de departamentos internos. Solamente un 43% de las empresas preguntadas tienen asesoramiento de Empresas de Servicios Energéticos.
La vuelta a la normalidad productiva, unida al conflicto en Ucrania, ha producido fuertes repuntes en el consumo eléctrico. Lo que se traduce en que el 33% de las encuestados tuvieron que aumentar su gasto entre un 10% y 30%, y a más de la cuarta parte (28%) a incrementos por encima del 30%. Siendo los sectores del transporte e industria los más afectados.
De la misma manera que la electricidad, el consumo de gas y gasóleo ha registrado importantes variaciones a la par que la actividad económica. Durante los periodos de 2019 a 2021, el 43% de las empresas ajustaron su consumo de gas a las necesidades del momento. Esto se tradujo en que entre el 2019 y 2020 casi un tercio de las compañías registró caídas del consumo por encima del 30%, un 14% de las empresas recortó entre el 10% y 30%, y un 21% de los encuestados menos del 10%.
La recuperación de la actividad económica elevó el consumo en el 72% de las compañías. Por su parte el gasóleo, clave en el sector transporte, sufrió modificaciones sustanciales y caídas hasta la mitad en el 45% de las empresas consumidoras de esta energía. Entre los periodos de 2019 y 2020, el 33% de las compañías tuvieron una disminución en el gasto menor de un 10%. Y el 50% de los encuestados una disminución mayor del 30%, solo en el 17% de las empresas sufrieron un incremento superior al 30%.
Por el contrario, durante el proceso de recuperación económica, el 42% de las empresas consultadas sufrieron incrementos mayores al 30% y solo el 25% sufrió una disminución mayor del 10% entre los años de 2020 y 2021.
(Fuente: Cinco Días)