Mientras que el salario mínimo interprofesional (SMI) en España -fijado actualmente en 1.000 euros- supone el 57,8% del salario medio, en la empresa de menos de 50 trabajadores roza el 70% del sueldo medio, -69,5% exactamente-.
Según explica Cepyme en su último informe El impacto de la subida del SMI en las pymes, «la última subida del SMI en 2022 se está traduciendo en un ‘efecto de segunda vuelta’ sobre el resto de los salarios. Ha creado una mayor homogeneidad retributiva a nivel nacional sin tener en cuenta la productividad del territorio, del sector ni del tamaño de empresa. Y la pequeña y mediana empresa está siendo la más perjudicada».
En este sentido, las consecutivas alzas del SMI han influido en la conformación de los salarios en las empresas, en especial en las de menor tamaño al tener menor capacidad salarial. «Por ejemplo, se ha observado un desplazamiento ascendente en las tablas salariales de muchas empresas incidiendo en mayor medida en los tramos inferiores. Asimismo, estos incrementos han influido en la negociación colectiva, dejando obsoletos muchos convenios en vigor e interfiriendo, por tanto, en muchas de las 4.500 mesas de negociación colectiva que están conformadas en España», señalan desde la organización.
Efectos en las regiones
Entre 2016 y 2022 el salario mínimo interprofesional se incrementó en España un 52,6% al pasar de 655 a 1.000 euros, siendo esta una de las mayores subidas salariales en loa países de la UE. Así, en ese mismo período, el incremento fue del 13,1% en Holanda y Grecia, y aún menos en Alemania, Bélgica y Francia.
Por otro lado, el informe detalla como solo en cinco países de la UE el salario mínimo supera el 50% del salario medio. Con el incremento a 1.000 euros, España se reafirmó como el segundo país en el que el salario mínimo es mayor en proporción al salario medio, con un 54,1%. Solo Eslovenia supera a nuestro país (56%).
De esta manera, en países como Bélgica, Holanda, Alemania, República Checa, Hungría y otros países, la relación entre salario mínimo y salario medio es más de 10 puntos porcentuales más baja que en España.
A nivel territorial en España, el informe revela una amplia diversidad salarial. El incremento del SMI ha impactado en mayor medida en las comunidades donde el salario medio es menor.
En las comunidades canarias y extremeña, el SMI se sitúa por encima del 70% de su retribución media y en Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha la misma ronda el 65%. Asimismo, cabe apuntar que en estas cinco regiones en donde el salario mínimo es de cerca del 65% o más del salario medio, trabajan 6,1 millones de personas, el 30% del total. Por su parte, solo en 5 comunidades autónomas el salario mínimo equivale a menos del 60% de la remuneración promedio (Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña y Asturias).
El SMI está por encima del 70% del sueldo medio en Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha
Al realizar un análisis provincial esta disparidad se acentúa. En 18 provincias, el SMI se sitúa por encima del 65% salario medio, nueve de ellas recoge porcentajes superiores al 70%. En concreto, hay dos provincias (Zamora y Ávila), en donde la misma relación supera el 75%.
Por ramas de actividad, la remuneración media oscila dentro de un amplio rango en las diferentes secciones de actividad. De esta forma, se observa que el SMI ha generado una mayor tensión salarial en algunos subsectores como hostelería, en donde el salario mínimo supone hasta el 91,5% de la remuneración promedio.
Además, en las cinco secciones de actividad -comercio, arte y ocio, actividades administrativas, otros servicios y hostelería- en las que el salario mínimo supera el 65% del salario medio trabajan casi 6,5 millones de personas (el 42% del empleo privado no agropecuario).
Por contra, en el sector de la electricidad y gas, el salario mínimo es apenas el 24,3% del salario medio y en las Finanzas y seguros, equivale al 30,1%.
Freno a la creación de empleo
El estudio de Cepyme también determina que la subida del salario mínimo ha impedido la creación de 161.000 empleos entre 2016 y 2021 y amenaza con generar incrementos permanentes de la tasa de paro de larga duración.
«Hay que tener en cuenta que el salario mínimo afecta por su propia definición a las ocupaciones que no exigen tanta capacitación ni experiencia y a la que, por lo tanto, le corresponden las menores remuneraciones, al ser también las menos productivas para la economía», apunta el estudio. Asimismo, y frente a los argumentos de que un alza del SMI provoca una mejora en los colectivos más vulnerables, «las cifras evidencian que el impacto en la creación de empleo daña más a las mujeres, a los jóvenes y a los trabajadores menos cualificados y sin experiencia. Además, un incremento no moderado del salario mínimo puede estimular en el futuro el reemplazo de puestos de trabajo por maquinaria o robots, lo que provocaría un incremento permanente del desempleo de larga duración», añaden desde Cepyme.
Con todo ello, desde la organización advierten que la última subida del SMI -además de socavar la productividad de las pequeñas empresas-, hay que sumar los problemas que muchas empresas arrastran de la anterior crisis derivada de la pandemia como es el sobreendeudamiento, el aumento de la morosidad y la falta de recuperación todavía en muchos sectores. «El incremento de los precios tanto de las materias primas como de la energía, agravado por el conflicto bélico en Ucrania genera una incertidumbre todavía mayor y unas consecuencias incalculables por el momento que llaman a la moderación salarial», concluyen.
(Fuente: El Economista)