Hipotecas y créditos más caros, depósitos remunerados y un mayor coste de la deuda para el próximo Presupuesto, claves que esconde esta decisión del BCE.
La primera consecuencia de la subida de tipos será una cuota hipotecaria más cara que hasta ahora. De hecho, este alza ya ha sido palpable en una parte de los préstamos para vivienda, los que han tenido que ser renovados en las últimas semanas. Esos créditos ya han incorporado la subida del euríbor, que ha sido el paso previo a la decisión del BCE. El indicador hipotecario con el que se calculan la mayor parte de las hipotecas a tipo variable en España ha pasado de estar en el -0,5% a principios de año a situarse este mismo jueves por encima del 1%. En positivo. Esta mera evolución provocará que la cuota mensual de una hipoteca media (145.000 euros a 24 años con un diferencial de un punto sobre el euríbor) pase de unos 530 euros hasta los 630 euros en la próxima revisión. Al año supondrá un gasto extraordinario por familia de 1.200 euros. En el caso de quienes estén hipotecados con un tipo fijo, se libran de cualquier cambio: seguirán pagando la misma cuota que tenían contratada. La ventaja de esta modalidad es que amortigua las épocas de subidas de tipos, aunque no se beneficia de años en los que los intereses estén bajos, como ha ocurrido en la última década.
Quienes tiraran de crédito en las compras que realizaron las pasadas Navidades, pagaron un interés mínimo en años para este tipo de operaciones: el 5,6%. La evolución de la anterior crisis provocó que la financiación fuera más barata a medida que pasaban los años. Que la adquisición de un vehículo nuevo, mobiliario para el hogar, electrodomésticos o viajes, entre otras muchas compras, era competitiva. Sin embargo, a medida que la decisión del BCE se ha ido acercando, financiar estas operaciones ha sido cada vez más elevado. Seis meses después de aquella Navidad, con el verano en pleno funcionamiento, un crédito al consumo ya cuesta un 6,6% en intereses, prácticamente un punto porcentual más que hace unos meses.
Durante la última década, quienes han ahorrado dinero en sus cuentas corrientes o a plazo han visto cómo sus bancos apenas les han ingresado dinero por la rentabilidad de estos productos. De hecho, las comisiones han provocado que en muchos casos esa rentabilidad haya sido técnicamente negativa. Incluso algunas empresas grandes han tenido que pagar a las entidades por tener dinero en sus depósitos. Esta situación puede cambiar a partir de este viernes. Puede, porque no parece claro que la rentabilidad de los depósitos vaya a crecer tan rápido como, por ejemplo, lo ha hecho el euríbor para las hipotecas.
La decisión del BCE también implica que el Estado tendrá que destinar más dinero a financiar la deuda pública que emita para sostener la economía española. En las últimas subastas, el Tesoro ya ha tenido que pagar más intereses por las emisiones de deuda, ante la presión de los inversores. El coste del bono español a 10 años se encuentra ya en el 2,5%. Hace apenas dos meses, se situaba por debajo del 1,5%. Para este año, el Estado gastará más de 30.000 millones de euros en intereses, una cifra que previsiblemente y con la subida de tipos, se incrementará de cara a 2023.
(Fuente: Heraldo)