Ley Crea y Crece: regulación e innovación para las empresas

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Impulsar la creación de empresas, facilitando y flexibilizando su proceso de constitución, tanto en sus aspectos puramente económicos como en los referidos a los trámites constitutivos, es uno de los grandes retos a los que se enfrenta nuestro país, no solo en el momento actual de incertidumbre a nivel económico, sino como estrategia para que en el futuro la economía española y su tejido empresarial sean completamente competitivos.

Precisamente, impulsar el crecimiento de las empresas con medidas transversales, que vayan desde la reducción de trabas administrativas y el alivio y simplificación de las cargas fiscales hasta disponer de nuevas opciones de financiación, son los tres grandes objetivos que marca la norma conocida como Ley Crea y Crece, una regulación de reciente entrada en vigor, enmarcada dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que simplifica la creación de empresas, elimina regulaciones innecesarias u obsoletas y establece procedimientos más ágiles.

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Se trata de un paso más para apoyar al emprendimiento español, que atraviesa un momento importante y en el que resulta clave caminar hacia una estandarización regulatoria que tiene que ayudar al ecosistema innovador de nuestro país a ser más eficiente para poder competir en un mundo globalizado. La regulación es fundamental para que todos los proyectos innovadores que se están germinando en España no encuentren trabas, por la falta de inversión o por las dudas que genera el limbo regulatorio, en el que algunos modelos de negocio han vivido en los últimos años, que terminan lastrando las expectativas económicas de un país como España, con todas las condiciones para convertirse en referencia empresarial a nivel global, por el talento y carácter emprendedor y también por las condiciones y la calidad de vida de nuestro país.

No olvidemos que uno de los objetivos fundamentales que debe tener un buen Gobierno es crear empleo de calidad, que permita dar seguridad laboral a los ciudadanos, una remuneración justa y que las personas cualificadas encuentren motivación en el desempeño de su labor. Por ello, es urgente que los emprendedores puedan desarrollar sus ideas al amparo de una ley que fomente la contratación estable. Una vez más, la regulación marca el ritmo.

Un buen ejemplo de esa necesidad de armonizar y establecer las condiciones óptimas para que las compañías crezca en diferentes sectores innovadores es el de las plataformas de financiación participativa, que amplían el margen de negocio y también las opciones de los inversores particulares y empresas, a la hora de diversificar y contar con más opciones de inversión. Esta ley recientemente aprobada viene a favorecer la llegada de inversión extranjera para respaldar proyectos que se desarrollen en nuestro país y abre la puerta a un pasaporte europeo que permita a las plataformas establecidas en otros países operar en España y viceversa. Hasta ahora, la normativa española especificaba que los inversores tienen que invertir directamente en la start up, circunstancia que en las operaciones de crowdfunding –donde puede haber de media entre 60 y 70 inversores– complicaba mucho la agilidad en el proceso, repercutiendo directamente en la competitividad.

A partir de ahora, sí se puede vehiculizar como en Europa, es decir, las startups españolas tienen distintas opciones, aliarse con plataformas españolas y europeas. Precisamente, el Título V de la ley tiene su origen en el reglamento comunitario de crowdfunding, que nació con el fin de armonizar las distintas regulaciones nacionales, crear un mercado más grande para las plataformas y así potenciar un canal de financiación que ha demostrado ser muy positivo para las empresas.

La Ley Crea y Crece, en lo referente a las empresas de crowdfunding, ha sido concebida para aterrizar el reglamento de crowdfunding y viene a sentar las bases para que las empresas españolas puedan competir con las europeas en el mercado comunitario. Esto es, la armonización de la regulación es imprescindible si se quiere mirar a Europa para expandir el negocio y es algo habitual en las empresas; en España el nicho de mercado al que te puedes dirigir está limitado por sus fronteras, si el objetivo es la Unión Europea las posibilidades se multiplican por 27.

(Fuente: Cinco Días)

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