La industria turística ha sido uno de los sectores económicos más duramente azotado por los efectos de la pandemia de Covid-19 en España como consecuencia de su dependencia directa del ocio, el consumo, los desplazamientos y los viajes en general. Por la misma razón, el sector ha hecho un uso masivo de los instrumentos aprobados durante la crisis para contribuir al sostén de las empresas –como es el caso de los ERTE– hasta el punto de que la mitad de los algo más de 100.000 trabajadores españoles que todavía siguen acogidos a esta figura están vinculados con el turismo y la hostelería. Ello explica la incertidumbre y seria preocupación con que las compañías afrontan el escenario que se abre a partir del próximo 28 de febrero, fecha en que vence la última prórroga de los ERTE de fuerza mayor, los cuales bonifican una gran parte de las cotizaciones sociales de los trabajadores con empleo suspendido.
Viajes El Corte Inglés y Ávoris anunciaron ayer que activarán mecanismos alternativos a esta figura, como la negociación de ERE o de ERTE por causas económicas, para capear un horizonte lleno de interrogantes y falto de soluciones. Desde el sector de hostelería se advierte que sin ERTE de fuerza mayor, la posibilidad de cierres y de despidos aumentará exponencialmente, y se exige al Gobierno que prorrogue el instrumento hasta el próximo mes de junio.
Aunque desde el Ejecutivo se prevé que la reforma laboral, que se vota mañana en el Congreso, incluirá una nueva figura que ofrecerá cobertura a las empresas afectadas por la crisis, la industria turística no puede esperar a un calendario de convalidación que podría no estar listo antes del 28 de febrero. Cuando el Gobierno aprobó la última prórroga de los ERTE por fuerza mayor lo hizo creyendo que en esa fecha los efectos de la pandemia estarían suficientemente bajo control y las empresas podrían prescindir de las muletas, pero la irrupción de ómicron ha convertido esas predicciones en papel mojado, especialmente para muchos hoteles, bares, restaurantes y agencias de viajes que no están en condiciones de activar medidas alternativas para sobrevivir.
Como se recordaba ayer desde la patronal Exceltur, las empresas necesitan no solo una prórroga de los ERTE que dé cobertura al sector mientras el Gobierno tramita la reforma laboral, sino más créditos ICO y ayudas para hacer frente a una crisis que en este y otros sectores de la economía está lejos de finalizar. Aunque la menor virulencia de ómicron hace razonable esperar una mejora de la actividad, es necesario seguir apoyando a unas empresas que han luchado para adaptarse a la pandemia de forma excepcional.